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El festival se celebrará entre el 12 y el 19 de abril en los teatros Victoria Eugenia, sede principal del certamen, y Principal y en otros escenarios de la ciudad. Este año se repite en Tabakalera el ciclo Cine y memoria, compuesto por tres películas que analizan el poder de las imágenes y su importancia a la hora de contar la Historia: La madre de todas las mentiras, Dieu est une femme y Subject.

Fotograma de Dieu est une femme
Dieu est une femme

CINE Y MEMORIA (Tabakalera)

  • La madre de todas las mentiras (The Mother of All Lies, 2023). Asmae El Moudir. Marruecos-Arabia Saudí-Catar-Egipto

Con una mudanza como punto de partida, la cineasta marroquí Asmae El Moudir intenta descubrir por qué solo conserva una foto de su infancia. A través de entrevistas con familiares, amigas y vecinos y de una maqueta de su barrio por la que deambulan figuras de arcilla, El Moudir se topa con las huellas que dejaron los disturbios de Casablanca de 1981, con un saldo de centenares de personas muertas y represaliadas, para explorar la relación entre la memoria individual y la colectiva en una historia protagonizada por una abuela que no dejará indiferente a nadie.

  • Subject (2022). Jennifer Tiexiera, Camilla Hall. EEUU

Subject cuenta la experiencia vital que supone compartir la vida propia en una pantalla a través de los testimonios de protagonistas de destacados documentales como The Staircase, Hoop Dreams, The Wolfpack, Capturing the Friedmans y The Square. La película analiza qué supuso para sus vidas el hecho de estar día tras día bajo la lupa de un microscopio y reflexiona sobre los componentes éticos y la responsabilidad inherente en el hecho de rodar un documental. Millones de personas consumen en la actualidad documentales en una edad dorada sin precedentes del género, y este trabajo reflexiona sobre el profundo impacto que supone para sus protagonistas.

  • Dieu est une femme (2023). Andrés Peyrot. Francia-Suiza-Panamá

En 1975 el director francés ganador de un Oscar Pierre-Dominique Gaisseau viaja a Panamá para filmar a la comunidad kuna, donde las mujeres son sagradas. Junto con su mujer y su hija Akiko viven allí durante un año. Finalmente se quedan sin dinero y el banco confisca los rollos grabados. 50 años después, las mujeres y hombres kuna siguen esperando para ver “su” película, una leyenda que ha pasado a las nuevas generaciones. Un día, una copia aparece en París.